Guías y trucos

10 razones por las que debes trabajar con un entrenador

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Empezar a correr es muy sencillo. Pones un pie delante del otro de forma continuada y lo tienes que hacer rápido. Es algo innato al ser humano que lleva haciendo desde hace miles de años. No tiene ningún misterio ni es una cualidad que sólo unos pocos agraciados hayan recibido. Todo el mundo puede correr, trotar o andar rápido; todo dentro de sus posibilidades.

Y antes de continuar deja que aclare algo: para correr de forma lúdica un par de veces a la semana no necesitas un entrenador de running. Los propios entrenadores te lo confirmarán. Y tampoco para preparar tu primera carrera de 5 kilómetros con el objetivo de finalizarla en 30 minutos.

No hay que ser más papista que el papa, en cualquiera de estos ejemplos (y en otros muchos similares) contar con la ayuda de un profesional no es necesario, cualquier runner ha iniciado así su carrera deportiva. Es como contratar un arquitecto para montar una tienda de campaña, vas a matar moscas a cañonazos.

Lo cual no quiere decir que no debas tomar otras precauciones, como realizar un mínimo control médico y, si es posible, una prueba de esfuerzo. Y partiendo de ahí alcanzar los objetivos más simples es simplemente una cuestión de paciencia y constancia.

Pero en el momento en el que tus objetivos sean otros y, mucho me temo, lo serán; entonces la historia es bien diferente. Entonces la figura del entrenador cobra mucha más relevancia. ¿Que es posible bajar de 40 minutos en 10k o de las 3h en una maratón, sin contar con ayuda profesional? Por supuesto que si, no seré yo el que diga lo contrario. También puedes cambiar la instalación eléctrica de tu casa sin ayuda de un electricista, pero puede ser que te lleves algún calambrazo en el camino…

10 razones para tener un entrenador de running (o triatlón)

Tras pasar el proceso inicial de auto entrenamiento que todos hemos seguido es habitual llegar a un periodo de estancamiento, en el que no hay una mejora importante en tus resultados a pesar de que te machacas saliendo a correr. Junto al hecho de estancarte en tus resultados, también comienzas a tener continuas molestias y a lesionarte. Aquí comienza un círculo vicioso del que será muy difícil salir a menos que pongas un cierto orden en tus entrenamientos. No te preocupes ni te frustres, no eres el primero al que le ocurre y por supuesto, tampoco serás el último.

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Si ya estás en este punto (aunque lo idóneo es darse cuenta antes y dar el salto antes de que ocurra), es el momento en el que debes pasar de simplemente «entrenar» a realizar entrenamientos enfocados a conseguir un objetivo determinado. Momento en el que contar con ayuda profesional es de vital importancia. Por ejemplo, por los diez motivos que te detallo a continuación.

1. Ha estudiado para serlo

El primer punto es el más importante. Por mucho que leas en Internet, que te asesores en foros, que compres libros de entrenamiento… nunca llegarás a tener los mismos conocimientos que alguien que ha estudiado la carrera de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Ha pasado años preparándose para ejercer su profesión y, además de todo ese aprendizaje, siempre hay una posterior especialización en atletismo, triatlón, natación o cualquier otro deporte.

¿Dejarías en manos de un electricista la instalación de fontanería de tu casa? Pues con el deporte ocurre lo mismo. Lo que está en juego es tu salud, así que si no juegas con las humedades en casa, no deberías hacerlo con tu cuerpo.

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2. Compromiso para hacer el plan de entrenamiento

Muchos necesitan un extra de motivación para, esos días en los que estás con menos ganas, levantarte del sofá y salir a hacer tu entrenamiento. Para algunos, el hecho de saber que alguien va a revisar si has realizado el entrenamiento marcado o si has tomado atajos reduciendo en distancia o intensidad será suficiente motivo para que tener un entrenador tenga sentido. El entrenador se convierte en un juez ante el que deberás comparecer semanalmente. Podrás saltarte un entrenamiento (y el será el primero que te recomendará que lo primero sea tu vida privada), pero hacerlo con dos entrenamientos seguidos te dará cargo de conciencia. Sabiendo que hay alguien fiscalizando lo que haces hará que te apliques un poco más esos días en los que lo que te apetece es sentarte con una cerveza delante de la tele.

3. También son personas

Tu entrenador no va a ser un tirano, ni te tratará a latigazos para conseguir extraer el 100% de ti. Porque ante todo sabes que no vives de tus resultados deportivos.

También es persona, también tiene familia y también tiene otras responsabilidades (ellos también entrenan, tienen sus objetivos y deben parcelar sus horarios de la misma manera). Tu entrenador de running o de triatlón va a tener muy claro que el deporte sólo es (y sólo debería ser) una afición. Compites en grupos de edad y, para muchos, competir es también una excusa para viajar o socializar.

Por eso, como son personas, serán capaces de prepararte entrenamientos que saben que además de permitirte alcanzar tus objetivos, lo harán sin hacer que toda tu vida gire alrededor de tu actividad deportiva.

4. Te ayudará en la elección de material

Si eres un mar de dudas y no sabes cuáles son las mejores zapatillas o qué tipo de bicicleta debes elegir, tu entrenador te puede ayudar con todo ese tipo de material y mucho más (menos a la hora de elegir reloj GPS, ciclocomputador, medidor de potencia, etc… Para eso tienes las pruebas que hago). Y estará encantado de hacerlo.

5. Una planificación correcta

Planificar una temporada con uno, dos o tres picos de forma no es nada fácil. A lo largo de una temporada hay competiciones que te hacen más ilusión que otras, por su dureza o por lo que significan. Prepararte para ese tipo de carrera para la que has sacado un dorsal con año de antelación no es lo mismo que hacerlo para la media maratón de tu pueblo, que corres todos los años.

Hay muchísimas variables alrededor de preparar una competición concreta. Tiempo disponible para entrenar, situación personal, objetivo particular, experiencia previa, etc. No puedes tomar un plan genérico para hacer un Ironman en menos de 11 horas y seguirlo punto por punto; porque lo que a otro le ha ido bien contigo puede ser un completo desastre.

Y bastante tienes con tu vida diaria, tu trabajo, tus quehaceres en casa; como para encima tener que ocuparte de algo tan confuso como saber cuánto tiempo debes estar haciendo el periodo de preparación inicial o cuándo debes comenzar el periodo de intensidad. Lo único que tendrás que hacer es ver lo que hay en el calendario y esforzarte por cumplirlo.

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6. Vas a entrenar menos

Si hay una característica común a todos los corredores o triatletas aficionados es que tendemos a entrenar demasiado tiempo, demasiado intenso y con demasiada frecuencia. No se trata de meter más horas que nadie, sino que esas horas sean efectivas. Lo primero que vas a pensar es que con ese tiempo de entrenamiento no llegarás al objetivo planeado, porque antes entrenabas mucho más y estabas más lejos. Ahí está la magia.

No lo dudes, el entrenamiento de resistencia es adictivo y si no tienes control llegarás al sobre entrenamiento. Y no hay nada que frene más tu rendimiento que no poder entrenar porque estás lesionado. Un entrenador sabrá frenarte antes de llegar a esa lesión.

Contar con un entrenador te permitirá seguir un plan de entrenamiento en el que entrenarás de forma ordenada y sabrás cuándo debes descansar (porque el descanso es igual de importante que el entrenamiento) o cuándo debes hacer un entrenamiento suave, para hacerlo suave de verdad. Porque tu y yo sabemos que cuando salimos a ritmo suave terminamos corriendo siempre a nuestro ritmo de carrera, y eso no lleva a nada bueno.

7. Sabrá hacerte sufrir de mil y una maneras diferentes

Nuestra imaginación es bastante limitada, al igual que nuestros entrenamientos. El sota-caballo-rey es día de salida a ritmo de carrera, día de series y día de tirada larga. Combínalo como quieras, pero lo cierto es que siempre terminamos haciendo lo mismo. Al cabo de 1 año realizando este entrenamiento acabarás más aburrido que si estuvieses viendo una retransmisión de una partida de ajedrez.

A un entrenador se le ocurren mil y una posibilidades con las que hacerte sufrir. Sprints cortos, series alternas, combinación de carrera y ejercicios, correr de espalda… Nada de salir a hacer 15 kilómetros a ritmo, o de hacer 2.500m en la piscina largo a largo. Todas las semanas te sorprenderás con multitud de formas diferentes de poder entrenar.

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8. Motivación

Tu mujer, tus amigos, tu familia e incluso tu perro, están hartos de escuchar tus hazañas deportivas, tus mejores marcas o esa maratón que estás preparando. Les tienes la cabeza como un bombo repitiendo siempre lo mismo, así que déjales descansar un poquito.

Con tu entrenador podrás hablar de todo: de las ganas que tienes de bajar de 1:30 en esa media maratón que se te atraganta año tras año, ser más rápido que tu cuñado en la próxima San Silvestre o de terminar un Ironman.

Además volvemos al punto 2. Al estar en contacto permanente con él y enviándole el resumen de tus entrenamientos, estarás más motivado para conseguir cumplir al dedillo todo ese entrenamiento que te envió al comienzo del mes y que pensabas que sería imposible de completar. Pero lo haces, porque tu entrenador sabe que puedes hacerlo y te esforzarás para cumplirlo.

9. No olvidarás las pequeñas cosas

Entrenar para competir en atletismo o triatlón no es sólo salir a correr. Hay muchas pequeñas cosas que siempre olvidamos pero que un entrenador siempre te recordará. Ejercicios, técnica de carrera, fortalecimiento de core, cuándo y cómo estirar…

Cuando entrenas solo siempre olvidas todas estas cosas que pueden parecer accesorias, pero en realidad tienen un impacto importantísimo en tu economía de carrera y en la prevención de lesiones. No te daré el coñazo recordándotelo, que eso ya lo hará el entrenador.

10. Preparas TUS objetivos, partiendo de TI

Por último y no menos importante, entrenarás enfocado a un objetivo que tú hayas marcado. Y lo harás partiendo de un estado de forma determinado. Un buen entrenador aprenderá de tus lesiones pasadas, aprenderá de qué es lo que funciona en tu cuerpo y qué es lo que te permitirá seguir entrenando y compitiendo sin lesiones.

No entrenarás en base a un plan de entrenamiento genérico; porque un entrenamiento no es algo que sirva a todo el mundo. Cada uno de nosotros tenemos unas debilidades que mejorar y unas fortalezas que potenciar. Así el plan de entrenamiento marcado estará destinado a convertir tus debilidades en fortalezas, haciéndote un mejor corredor o triatleta.

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Cómo elegir tu entrenador personal

Una vez que has decidido que contar con un entrenador merece la pena, el siguiente paso es saber qué criterios debes buscar a la hora de elegir un buen entrenador.

¿Buscar resultados de sus atletas y elegir al que mayores victorias consiga? Si ganar carreras es tu objetivo puede ser una variable, pero lo que funciona para uno puede ser que no funcione para otro. ¿Antiguo atleta olímpico? En absoluto es necesario, porque dudo mucho que tus objetivos vayan a ser olímpicos.

En lo que hay que fijarse es en otros detalles mucho más importantes. Para empezar, exige que tu entrenador sea licenciado o graduado en Ciencias de la Actividad y el Deporte. Es innegociable, recuerda que estás poniendo tu salud en sus manos y la experiencia personal no sustituye a los conocimientos de anatomía o fisiología.

A partir de ahí, dependiendo de qué modalidad quieras practicar (natación, ciclismo, atletismo, triatlón…), deberías buscar un entrenador con experiencia en ese deporte, porque estaréis hablando en la misma sintonía y todas las recomendaciones que te haga serán basadas en su propia experiencia. Y en este punto, comienza tus entrevistas «de trabajo». Plantea tus dudas, pregunta sus métodos, aclara qué servicios percibirás a cambio de tu pago mensual y valora sus contestaciones. Tiene que haber química entre los dos, debéis estar en la misma onda y compartir los mismos valores.

Un buen entrenador escuchará tus objetivos y valorará tu rendimiento pasado y lo primero que te dirá es si serás capaz de cumplir ese objetivo marcado. Si llegas a un entrenador y le cuentas que quieres bajar de 3 horas en una maratón dentro de 6 meses y que tu mejor marca es 4:15 a finales del año pasado, lo primero que debe decirte es que es una locura y que debes cambiar tus objetivos.

Y tú, ¿cuentas con la ayuda de un entrenador? ¿Cuál es tu experiencia? Puedes contarnos tus impresiones en los comentarios más abajo.

¡Gracias por leer!

Eduardo Mateos

Con más de 25 años inmerso en el mundo de la tecnología, y más de una década dedicada específicamente a la tecnología deportiva, Eduardo va más allá de los análisis superficiales. Ha invertido tiempo significativo en utilizar, probar y desentrañar cada componente. Como triatleta de larga distancia, su vida gira en torno a la natación, la carrera y el ciclismo, actividades que no solo definen su pasión sino que también lo impulsan a comprender a fondo cómo la tecnología puede potenciar el rendimiento deportivo. Esta dedicación le ha permitido fusionar la experiencia tecnológica con su amor por el deporte. El compromiso de Eduardo con la calidad y la autenticidad se refleja en cada análisis y review publicada, proporcionando información valiosa respaldada por años de experiencia práctica y análisis detallado.

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5 comentarios

  1. Sobre el papel está bien, pero claro, cuando el único horario que tenemos para entrenar es a las 6 de la mañana… además que un entrenador personal, tiene bastante coste. Sería bueno, y muy recomendable como dices, pero hay muchos factores.

    1. Bueno, yo habitualmente entreno casi a las once de la noche, así que el tema de horarios es como cada uno se pueda preparar el día.

      Sobre el coste ya es elección de cada uno evidentemente, y también de los objetivos.

        1. Dependerá de los «servicios» que te ofrezca, pero normalmente empieza en 50€ mensuales si el entrenamiento es verdaderamente personal.

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