Hoy llego con mejores ánimos que la pasada semana. No por tiempos, que realmente no han variado mucho, sino por sensaciones. Ya lo habréis vivido, el ser incluso más lento, pero saber que estás mejor.
Esta semana no he notado ese agotamiento en las piernas que notaba la semana pasada, que a partir del kilómetro 13 o 14 me hacía bajar el rendimiento de forma bastante notable. Además, he aumentado ligeramente el kilometraje total de la semana, de 40km corridos la semana pasada a los 47,84km de esta. Básicamente he subido el entrenamiento medio de 12km a 15km, y la salida larga he pasado de 15km a 18km.
[table id=32 /]Esta semana el día de velocidad cambié las series por fartleks, que a mi gusto son bastante más entretenidos. Un calentamiento breve seguido de 10 intervalos de 400 metros a ritmo intenso con 400 metros de recuperación, finalizando con un enfriamiento al trote.
Los ritmos de los intervalos fueron los siguientes: 4:33-4:36-4:34-4:28-4:20-4:25-4:08-4:06-4:14-4:05. Bastante viento en contra, sobre todo al principio del entrenamiento. Pero al no tener que luchar contra un ritmo objetivo, sino buscando la intensidad en el ejercicio, no era un problema «psicológico».
El miércoles es día de entrenar ritmos de carrera. He querido aumentar a 15 kilómetros, no sólo para afianzar un ritmo, sino para ganar fuerza en las piernas, que parecía que la semana pasada me pasaba factura.
De nuevo el viento hizo acto de presencia durante casi todo el entrenamiento, algo a lo que últimamente me estoy acostumbrando (y cansando…). Lo importante es que los ritmos eran estables, salvando el kilómetro 7 donde tuve que pasar unos 80 metros por la arena de la playa y el kilómetro 13 donde llevaba bastante viento de cara.
Tras el partido de fútbol del jueves, tocaba descansar para afrontar la salida larga del domingo. Lo que comenzó como un día soleado y agradable, terminó como un auténtico vendaval. Y como suele pasar en estas ocasiones, el viento comienza a soplar justo cuando te das la vuelta, y te lo comes de lleno.
Pero al igual que me sucedió el miércoles, a pesar de no hacer un tiempo final «brillante» (y lo mismo da, es un entrenamiento) las sensaciones finales son buenas, pues los dos últimos kilómetros los hice sin excesivo cansancio acumulado y sin sensación de querer parar.
Para esta semana sólo pido una cosa. Que alguien apague la máquina de viento. Estoy deseando volver a entrenar con un clima digno de la Costa del Sol…