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Sesión de biomecánica

Seas nuevo en el mundo del ciclismo o triatlón, o lleves unos cuantos años practicándolo, seguro que en más de una ocasión has escuchado hablar de biomecánica de ciclismo o «bike fitting».

Se trata, en esencia, de adaptar la bicicleta para tus características particulares. Porque cada uno estamos hechos (o mal hechos) de una manera totalmente diferente. Dos personas de la misma estatura pueden ser totalmente diferentes a la hora de montar en bicicleta, pues todo dependerá de aspectos como longitud de piernas, torso o flexibilidad.

Pero una sesión de biomecánica no es sólo adaptarte a tu bicicleta, sino también buscar consejo para encontrar el modelo correcto si estás en el mercado en busca de montura nueva. Y eso es lo que hice yo hace unas semanas.

Habitualmente el principal motivo para someterse a un estudio biomecánico es por molestias en la bicicleta. Y aunque es el razón de consulta más común, por suerte yo nunca he sufrido dichas molestias.

Sí, como todo el mundo ha habido días en los que por la razón que sea el cuello me molesta más o que una hora sentado en el sillín pueda parecer una tortura. Pero es eso, días puntuales, no una tónica general como muchas personas sufren. En ese sentido puedo decir que soy afortunado.

Entonces, ¿por qué motivo hice yo estudio biomecánico? Pues son varios los motivos, todos ellos perfectamente válidos para todo el mundo.

1.- Encontrar la posición idónea

Una cosa es que no te duela nada y no tengas molestias, y otra muy diferente es que la posición que tengas en la bicicleta sea la idónea. Esa en la que más potencia puedas imprimir a los pedales, o la que mejor relacione una posición aerodinámica con una posición cómoda.

De hecho es la razón principal por la que quería hacer la sesión de biomecánica desde hace tiempo.

2.- Tener una posición que pueda repetir

Otro de mis problemas recurrentes. Encuentro una posición, la uso durante muchos meses y estoy totalmente satisfecho con ella. Por los motivos que sean tengo que realizar cualquier variación en la configuración, y automáticamente todo se trastoca.

En el momento que tienes un estudio biomecánico con unas medidas determinadas, tienes algo a lo que puedes referirte cuando estés volviendo a montar la bicicleta. Y también tendrás esa seguridad de saber que donde has colocado todo lo que has colocado, es donde debes.

Tal vez te haya pasado a ti lo mismo que a mi. Volver a una posición que es la misma que antes, pero no estás totalmente seguro. Y entonces llegan las dudas y las indecisiones, pensando que antes ibas más cómodo que ahora. Y cada vez que haces una ruta no puedes evitar ir comiéndote la cabeza pensando si debes adelantar el sillín 2mm o no.

3.- Búsqueda de cabra

Por último, estaba en el mercado buscando cabra. En el pasado mi bicicleta de carretera me hacía el servicio completo, gracias a ser muy polivalente. Permite invertir la tija, por lo que con un sillín específico y un manillar completo de triatlón podía tener un dos en uno de forma relativamente fácil. Y, sobre todo, muy económico.

Pero seamos sinceros. Por mucha adaptación que se haga a una bicicleta de carretera, aunque sea aero, no tiene la geometría de una cabra. Puedes hacer el apaño, pero no llevas la mejor posición posible. Y evidentemente, cada vez que tocaba cambiar de posición la tarea se volvía bastante tediosa.

Tener que pasar todo el cableado por el interior del cuadro no es difícil, pero sí lleva tiempo. Eso si no pierdes alguno de los cables, porque como lo hagas te costará un buen trabajo sacarlo por el otro extremo. Pero la adaptación mecánica es lo de menos, lo peor es volver a realizar todos los ajustes, no sólo de frenos y cambios, sino también de posición sobre la bicicleta.

Marcando una temporada claramente diferenciada entre pruebas con drafting y pruebas sin drafting puede ser una opción. Pero como en plena temporada de «no draft» te surja una carrera en la que no esté permitido ir a rueda, odiarás la mecánica de bicicleta.

¿En qué consiste una sesión de biomecánica?

Si estás interesado en pasar por las manos de un biomecánico, es conveniente que sepas qué conlleva una sesión de «bike fitting» y qué es lo que vas a encontrarte.

Estudio previo… del ciclista, no de la bici

Lo primero que te harán es someterte a un amplio cuestionario para saber cuáles son tus dolencias o las particularidades de tu forma de ir en bici. En mi caso particular, lo único a destacar es una clara diferencia en la distribución de potencia, que suele ser de 45-55 a favor de la pierna derecha. El motivo más probable es una operación de menisco en la pierna izquierda hace unos años. Que no es algo malo, pero no está de más confirmar que no hay ningún otro problema relacionado con la posición en la bicicleta.

A continuación llegaba el momento de realizar valoraciones específicas del cuerpo. Flexibilidad, potencia muscular, etc. Llevamos casi una hora de sesión y todavía no me he subido en la bicicleta. Pero antes de entrar a valorar la bicicleta, hay que valorar al ciclista.

El resultado es que estoy hecho un cromo. Algo limitado de flexibilidad en la pelvis, piramidal derecho contracturado, con ligera dismetría y psoas derecho acortado. Es como ir a hacer una análitica pensando que estás como un toro y que te saquen problemas por todas partes.

Pero aquí está lo bueno de este tipo de pruebas. Ahora conozco mis características y puedo obrar en consecuencia.

Preparación antes de comenzar a dar pedales

Antes de empezar a pedalear hay otra aspecto imprescindible a revisar: la colocación de las calas en la zapatilla. Hay que asegurarse que están colocadas en el punto correcto, es decir, en el área comprendida entre el hueso de la bola del pie y la zona del juanete (que te lo puedo decir más técnico, pero no te ibas a enterar). No sólo es colocar la cala en esa zona, también el ángulo de rotación debe ser el correcto. Una mala colocación de las calas puede llevar a lesiones, por ejemplo, de rodilla. Ya te vas dando cuenta que ajustar una bicicleta va más allá de subir o bajar el sillín, ¿verdad?

Con las calas ya colocadas en las zapatillas llega la hora de ponerte los sensores. La prueba dinámica se realiza gracias a cámaras de alta velocidad (muchos fps para poder captar todos y cada uno de los movimientos), por lo que me colocan varias luces en puntos específicos del cuerpo. Esas luces se encienden en diferentes colores, según la codificación que el programa de análisis necesite.

Y por fin ya llega el momento de comenzar a pedalear. La aplicación seguirá entonces los movimientos de esos puntos luminosos, determinando así en todo momento los ángulos de cada extremidad. Y hasta aquí la parte tecnológica, porque el dato en sí mismo significa bastante poco, ya queda todo en manos del biomecánico para poder interpretarlos.

Trabajo realizado

Estos son todos los cambios que realizamos en la configuración de la bicicleta que, como digo, no me planteaba ningún tipo de problema físico.

  • Corregir la posición de las calas en la zapatilla
  • Aumentar la altura del sillín
  • Corregir la ubicación del sillín, adelantándolo en la tija todo lo posible

Visualmente en cuanto a mi posición sobre la bicicleta, apenas hay diferencias. Comparando ambas imágenes hay que hilar muy fino para ver dónde están los cambios.

Este es el antes.

Inicio derecha

Y ahora después de los cambios.

Final derecha

Pero en cuanto a sensaciones hay bastante diferencia en cómo estoy colocado en la bicicleta. Menos tensión en los brazos al estar más cerca del manillar y sensación de pedalear con las piernas más estiradas.

Cambios ligeros, pero que supondrán una diferencia. Y como digo, ahora tengo unos datos que se pueden repetir, por lo que si tengo que desmontar cualquier cosa en la bicicleta (algo nada extraño con la cantidad de cosas que termino probando y analizando), tengo datos a los que poder acudir.

Tras fijar la posición de ruta, tocaba hacer los cambios para establecer la posición de cabra. Con dos objetivos: poder utilizar la misma bicicleta de una u otra forma, y para valorar una talla en la adquisición de una nueva bicicleta de triatlón.

Aquí menos problemas, porque es una posición en la que siempre me he encontrado totalmente cómodo, y al contrario de lo que suele ocurrir con otras personas, en mi caso al ir acoplado me encuentro más cómodo que cuando voy en posición de ruta.

Posición cabra

De hecho tengo menor movimiento de cadera sobre el sillín, algo que es más acusado en la posición de ruta. Aunque el sillín también tiene bastante que ver al respecto.

Posición cadera

Posición cadera

 

En definitiva, una prueba que tenía pendiente de realizar desde hace bastante tiempo, y no por sufrir molestias en la bicicleta, sino principalmente por encontrar una buena posición sobre la bici y que además pueda ser repetible de forma fácil e incluso equiparable a otras bicicletas.

¡Gracias por leer!

Eduardo Mateos

Con más de 25 años inmerso en el mundo de la tecnología, y más de una década dedicada específicamente a la tecnología deportiva, Eduardo va más allá de los análisis superficiales. Ha invertido tiempo significativo en utilizar, probar y desentrañar cada componente. Como triatleta de larga distancia, su vida gira en torno a la natación, la carrera y el ciclismo, actividades que no solo definen su pasión sino que también lo impulsan a comprender a fondo cómo la tecnología puede potenciar el rendimiento deportivo. Esta dedicación le ha permitido fusionar la experiencia tecnológica con su amor por el deporte. El compromiso de Eduardo con la calidad y la autenticidad se refleja en cada análisis y review publicada, proporcionando información valiosa respaldada por años de experiencia práctica y análisis detallado.

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