Ya se va notando el frequito (incluso por aquí por el sur de España), así que ahora cada sesión de entrenamiento nocturna vale doble. Porque cuando no hay ganas de salir, y aún así sales, te tienes que valorar la sesión doble.
Esta semana no ha habido más que tres salidas básicas. Sobre todo por estado físico. Pero toda salida cuenta, sobre todo cuando comparo con lo que hacía hace tres meses.
[table id=16 /]La semana empezó bien y con ganas, quería hacer una de mis salidas a buen ritmo durante 10 kilómetros, y así fue, a un ritmo de 5:36 min/km. (No hagáis caso a la gráfica, corresponde a la prueba del Motorola Moto 360 y no se si va a clasificar siquiera para hacer prueba…)
El miércoles quería hacer una salida algo más larga, intentando buscar también un buen ritmo. Empecé bien, a ritmos cercanos a 5 min/km, pero sobre el kilómetro 7, a mitad del entrenamiento buscado (iba a una tirada de 14 o 15 kilómetros) me llegó un corte de digestión. Tremendo dolor de estómago, 23:30 de la noche y sin ningún sitio donde meterse a aliviarse. Vuelta a casa como pude, andando y corriendo cuando podía y con tremendos dolores estomacales. Sudores fríos todo el camino de vuelta, que hice por el camino más corto posible. Lo pasé bastante mal, la verdad.
Partidillo el jueves y nueva salida el domingo, aprovechando para continuar con la prueba del Fenix 2 (sigo trabajando en ella, no desesperéis, pero es que va a ser MUY larga). Quería reservar fuerzas para hoy lunes hacer una buena salida larga, además de aprovechar a hacer alrededor de un kilómetro por la playa.
¿Resultado? Hoy lunes me he levantado con un gripazo de impresión, así que en vez de salida larga va a tocar recuperación. A ver cómo se desarrolla esta semana entrante…