Quedan pocas horas para mi debut en la mágica distancia de maratón. En la semana más importante de este blog. En primer lugar por las votaciones para los Premios Bitácoras (¡no olvides votar!), en segundo lugar por completar el reto que da nombre a esta página y cerrar el círculo por el que comenzó esta página web.
A pesar de ser novato en la prueba estoy relajado, sé que llego con los deberes hechos. Han sido muchos meses entrenando con éste objetivo en mente, y los tres últimos de forma específica y guiado por un entrenador. Sé que llego bien preparado, lo cual da una tranquilidad mental realmente importante.
Mirando atrás parece mentira dónde estoy hoy, el reto que estoy a punto de cumplir. Casi 40 kilos menos que cuando empecé esta andadura. 40kg, que se dice pronto. No ha sido un camino de rosas, pero tampoco ha sido nada difícil. Hay un secreto para que no suponga un esfuerzo, y es que el objetivo final sea no perder peso. A partir de un momento determinado esa reducción de peso deja de ser la meta y pasa a convertirse en un mero efecto secundario de los entrenamientos.
Si hubiese sido la meta, probablemente hubiese dejado de correr hace mucho tiempo (y con ello esta página no existiría). El objetivo buscado es diferente. Como muchos de vosotros, busco correr más rápido, más lejos. Todo desde un punto de vista meramente competitivo, pero no por ser más rápido que nadie, si no por pura satisfacción personal. Saber que soy capaz de vencerme a mí mismo.
Ese camino de superación personal me ha llevado hasta aquí. Aún recuerdo el primer día que volví a recorrer 10 km tras una operación de menisco. La primera carrera en la que participé. Cómo entrenaba para mi primera media maratón a ritmos de 6:45min/km, carrera para la que no estaba convencido de apuntarme a pesar de los ánimos de mis amigos y compañeros de entrenamiento.
Mentiría si te dijera que no llevo un tiempo objetivo en mente. Por supuesto que lo llevo, porque forma parte de la competitividad de cada uno. Pero de igual forma que para cualquier otra carrera ese objetivo marcaría totalmente el devenir de la prueba, en este caso es una simple meta, algo en lo que poder enfocar la estrategia de carrera y en lo que pensar durante las más de tres horas que esté corriendo.
Y es que como cualquier maratoniano novato debería hacer, respeto enormemente la distancia. En primer lugar porque una maratón se debe respetar. En segundo lugar porque jamás he corrido durante 42 kilómetros. Y en tercer lugar, porque el secreto de una carrera tan larga es tomárselo con calma y no pecar de exceso de optimismo. Es fácil que tras unas semanas de duro entrenamiento, con el descanso de los últimos días y la emoción de la salida te sientas eufórico y en el kilómetro 15 decidas aumentar el ritmo porque las endorfinas te comen por dentro.
Precisamente ese es el momento que puede hacerte pasar de un debut fantástico a una experiencia desastrosa. Hay que ser cauto en el kilómetro 15. Y en el 20. Por supuesto en el 25, cuando parece que acabas de empezar a correr hace escasos minutos y todavía estás fresco. Y cuando en el 30 empieza a llegar el cansancio, aún toca esperar porque quedan todavía 12 kilómetros más por delante.
Y sobre todo, guardar energía para disfrutar de esa magnífica recta de meta que Valencia nos regala. Esa imagen que encabeza el artículo y que el domingo estará llena de corredores, público y emociones.
¡La semana que viene os cuento!
Suerte para mañana y sobre todo a disfrutarlo!!
¡Gracias!